Cromatógrafo casero

Todo color es relativo. ¿ por qué? Porque nunca lo vemos del mismo modo.
De hecho, el color cambia de tono y matiz de acuerdo al color que lo acompañe, con el cual pueden lograrse efectos asombrosos.
Por ejemplo, creemos que una cosa es de un color, hasta que cambia de color, porque se recombinó con otra sustancia y perdió o ganó electrones que hicieron que la luz que rechaza sea de otra longitud de onda…es decir, otro color. Esto no significa que si nuestro primo morocho Alberto, de un año para el otro encanece tanto que tiene el pelo blanco, deje por esto de ser el querido “Negro” Alberto. Pero sí sucede que las cosas no tienen un color inmutable. Basta que corras un armario para que veas como se destiñó la alfombra en sólo cinco años.
Todo color en verdad está formando por otros colores. ¿No me crees? Una experiencia casera lo demuestra: hacer tu propio cromatógrafo.
Corta una tira de papel absorbente. Puede ser papel secante o un trozo de filtro de café. Hazle una marca con un fibrón o rotulador negro. Moja la tira de papel en un vaso con un poco de agua y deja la tira colgando del borde del vaso, con un extremo sumergido en agua. Vete a dar una vuelta en bicicleta…o, si llueve, espera hasta la mañana siguiente. ¿Que sucedió? ¿Cómo? ¿No era negra la tinta, que ahora ves un montón de colores pintando el papel?
Lo que pasó es que el agua disolvió la tinta negra, y a medida que trepa por el papel mientras el papel la absorbe arrastra con ella los pigmentos que componen la tinta negra. Según el tamaño de la molécula de cada color y su adherencia al papel algunos viajan más rapido que otros, y son los que ves más arriba.
Esto que acabas de hacer es un cromatógrafo, que significa “escribir con color “en griego. Es un invento hecho en 1910 por el botanista ruso Mikhail Tsvet. El lo usaba para separar los pigmentos que componían cada tintura vegetal. Los cromatógrafos son una herramienta invaluable de los bioquímicos, para encontrar contaminantes, detectar drogas en la orina y separar proteínas de la sangre para corroborar la relación entre las especies. Es una manera muy simple de detectar los componentes de cualquier sustancia o pigmento.