jueves, 8 de octubre de 2009

Témpera de volcanes




Donde hay volcanes, hay colores.
Los volcanes son como gigantescos laboratorios que funden metales y metaloides con gases y ácidos, en proporciones caóticas y mezclas insólitas. Y allí donde hay o hubo actividad volcánica habrá gemas coloridas y tierras multicolores.
De hecho, el amarillo más famoso, el amarillo de Nápoles, es fabricado por el volcán Vesubio. Y los marrones más célebres salen de un volcán extinguido hace 180.000 años, el Monte Amiata, el segundo en altura luego del volcán Etna con 1738 metros, de donde desde hace siglos – de manera documentada , al menos desde 1777 - se extrae un perfecto pigmento marrón . Este volcán está cerca de la ciudad de Siena, en el corazón de la Toscana, donde viñedos y olivares están cruzados por senderos de tierra cuyos colores varían del amarillo pálido al pardo oscuro. Es una tierra misteriosa con fuentes termales, iglesias abandonadas y míticas espadas en la piedra, como la de San Galgano.
Los geólogos ya descubrieron que esta región tiene tierras ricas en arsénico, bicarbonatos, silicatos, aluminatos y óxidos de hierro producidas por microorganismos oxidantes como el Beggiatocee o el Thiobacillus Ferroxidans. Toda esta profusión de marrones dio origen a la Tierra de Siena Natural o Cruda. Cuando ese sedimento se calcina al fuego, su color se torna un marrón rojizo y oscuro y se conoce como Tierra de Siena Tostada, uno de los más famosos pigmentos naturales marrones.
La ventaja de estos pigmentos era la fineza de su grano, y la transparencia final de la pintura, que permitía a los artistas de la época hacer veladuras y perfeccionar sus técnicas de sfumato y chiaroscuro. El sfumato (difuminado) era el estilo típico de Leonardo da Vinci, que consistía en un suave degradado difuso desde la oscuridad a la luz. El chiaroscuro (claro-oscuro) es una técnica que tuvo su apogeo en el siglo XVI, especialmente entre los pintores flamencos e italianos, lograda a base de fuertes contrastes entre las áreas claras y los fondos oscuros, que podemos ver especialmente entre las obras del italiano Caravaggio. .La Tierra de Siena Tostada sintética conserva aún hoy el nombre de la tierra natural, debido a que su nombre ha sido durante siglos sinónimo de un intenso color marrón rojizo, ideal para pintar la piel en los retratos. En efecto, parecemos hechos con barro, porque somos de color Tierra de Siena Tostada.

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