viernes, 7 de agosto de 2009

Caracoles a la mexicana


No solo los fenicios teían con tinta de gasterópodos ( que significa “ que caminan con la panza”) para teñir sus vestimentas. En México, los mixtecos, nahuas, chontales y huaves sacaban este color del caracol Purpura pansa, que abundaban en las costas de Oaxaca, Michoacán, Colima y Jalisco. Y les tenían tanto respeto a los bichitos que hacian ritos de purificación, y no los mataban para sacarles el tinte sino que los “ordeñaban” con delicadeza y los volvian a colocar en la misma roca de donde lo habian sacado.

Al igual que su pariente fenicio, el tinte iba cambiando de color al contacto con el aire, desde un amarillo hasta un color púrpura. De esta forma el teñidor mojaba la madeja con agua de mar para detener el viarje en el color deseado. E – al igual que los romanos- casi todos lo detenian al final del viraje, en el violeta más intenso. Total, los otros colores se obtienen de otra manera, pero violeta …¡solo con el Pansa!
Actualmente sólo los mixtecos de la población de Pinotepa de Don Luis en la costa de Oaxaca mantienen esta tradición. Lamentablemente, los hoteles de la costa de Huatulco recolectan Pansa para decorar sus cócteles, esos de las sombrillitas de papel. Y hay otro problema: los cazadores de iguanas ( que las atrapan vivas para venderlas como mascotas) en su recorrido por la playa buscando lagartos se alimentan de unas almejas llamadas quitones, que son el alimento de base del Purpura pansa, por lo cual , compitiendo por el mismo alimnento, ganan los humanos y dejan al molusco sin comida. Y como parece que fabricar tinta violeta hace gastar muchas energías, este molusco vive con un hambre feroz. Para cazar Murex los fenicios dejaban una canasta de almejas en el mar, y al rato estaba tapada de Murex golosos.
O sea que en Mexico el Pansa se muere de hambre. La Procuraduría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca de Oaxaca, no tiene idea de cómo lograr que el Purpura pansa sobreviva. Han intentado criarlo en cautiverio: se enamora, aparea y desova, pero sus larvas no crecen porque les faltan los arrecifes naturales para fijarse, y el movimiento natural de las mareas para crecer. En Mexico, el púrpura natural sigue cada vez más raro y costoso.

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