martes, 7 de julio de 2009

El color es material relativo



Según las características de la iluminación, la composición general del estímulo de color que llega al ojo, será distinta. Es decir, no podemos adjudicarle exclusivamente a un determinado material una gama de color fija, puesto que el aspecto del material puede adoptar diversas gamas. Dicho de otra manera, un mismo material muestra distintas gamas de color, según la situación de la iluminación.
Pero la relatividad del color, no pasa solamente por la calidad o características de la luz que nos estimula, sino también por la capacidad de interacción del color con el medio donde es percibido, o más aún con otros colores que lo rodean. Estos nos inducen a ver o “leer” colores diferentes de aquéllos que físicamente tenemos delante. Un mismo color puede tener muchas lecturas, y es por eso que para utilizar un color correctamente se ha de tener en cuenta que engaña continuamente. El color nunca se ve aislado. Podemos oír un tono musical aislado, pero nunca vemos un color aislado.
Josef Albers, en su libro La interacción del color, demostró cómo los colores no se perciben autónomamente, sino que muestran determinadas características en función de lo que se coloque a su alrededor. Para comprender esto, es necesario observar lo que sucede entre los colores. Así, los colores se nos presentan dentro de un flujo continuo, constantemente relacionados con los contiguos y en condiciones cambiantes. En consecuencia, esto demuestra para la lectura del color lo que Wassily Kandinsky pedía a menudo para la lectura del arte: lo que cuenta no es el qué, sino el cómo.

No hay comentarios: