martes, 7 de julio de 2009

El amarillo indio


El amarillo indio era un pigmento importado por los holandeses que aparece en algunos cuadros de pintores de este pais en siglo XVII y será de uso común en toda Europa a finales del siglo XVIII. Sin embargo gran parte del mundo desconocía que tipo de sustancia era ese pigmento de origen persa y conocido en la India desde aproximadamente el siglo XV con el nombre de purree, puri o peori. A los pintores llegaban unas pelotas duras, pestilentes y de color sucio cuya naturaleza no sería descubierta hasta 1883.

“El indio T. N. Mujaryi indagó en Calcuta sobre las pelotas amarillas, y fue enviado a la aldea de Mirzapur, en las afueras de la ciudad de Monghyr en el noreste de la provincia de Bihar. Allí descubrió que la sustancia era creada por ciertos ganaderos -”lecheros”- a partir de la orina de las vacas alimentadas exclusivamente con una dieta de hojas de mango. Al calentarse el líquido se precipitaba un sólido amarillo. Prensado en lingotes y secado, era embarcado rumbo a Calcuta y Patna, donde se vendía. Al parecer, toda la producción del pigmento, desde la India hasta Europa, provenia de aquella aldea.

La salud de las vacas era muy precaria, pues estaban privadas de cualquier otra alimentación que las hojas de mango por miedo a que disminuyera la producción del colorante [...] El descubrimiento de la fuente del pigmento contribuyó a acelerar su desaparición: las prácticas de los lecheros fueron declaradas inhumanas y se dictaron leyes para prohibirlas. En 1890 la legislación de Bengala para prevenir la crueldad hacia los animales había llegado al punto de volver ilegal la fabricación del amarillo indio, y en 1908 éste casi había desaparecido.

Sin embargo, la orina es sólo un componente accidental del pigmento. El colorante es una sal de calcio o de magnesio de un ácido orgánico liberado por el mango. A pesar del aspecto repelente de las pelotas crudas, el pigmento macerado es más bien agradable, y da un color amarillo oscuro dorado. Sus propiedades como pigmento se adaptan mejor a la acuarela que al óleo”.
Fuente :
Philip Ball: La invención del color

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