martes, 7 de julio de 2009

Dime de qué color vistes y te diré quien eres


Todos los colores significan algo, y los colores que elegimos para vestir nunca son casuales. La mayoría de los adolescentes eligen el negro porque viven en un estado de duelo por la infancia perdida, con mucha incertidumbre hacia el futuro. Pasada esta etapa, se vuelcan a colores más alegres y brillantes, para luego, al asentarse en la vida, volver a tonos más neutros y clásicos porque ya no les interesa demostrar nada hacia afuera, y están conformes con lo que son. Los niveles de educación y situación económica también son importantes en los gustos por los colores. Mientras más altos han sido los logros económicos, más tenues son los colores que se requieren.
En una entrevista de trabajo uno quiere dar la impresión de elegancia, sobriedad y madurez. Estos colores se logran con la gama de los azules, beiges, verdes pálidos y blancos.
Los colores marrones sugieren solidez, pero también cierta pesadez y falta de imaginación. No son buenos para una primera entrevista.
Los blancos sugieren limpieza, honestidad, pulcritud, prolijidad y candidez. Son ideales para una audiencia ante tribunales donde haya que demostrar inocencia.
Lo mejor para una primera entrevista es combinar colores sólidos con toques de imaginación y dinamismo: una combinación de negro o azul marino – que indican seriedad y madurez -con rosa, naranja o amarillo pálido, que indican imaginación, creatividad y espíritu lúdico. Una mujer con camisa rosa y saco negro , blusa crema y saco azul , seguramente obtiene el empleo.
En una primera cita, toda mujer debería llevar algo rosa, que es un color sensual que indica feminidad y buena predisposición.
Por el general, para ir sobre seguro, los hombres poderosos o que quieren quedar bien suelen vestirse de negro o azul en las ocasiones formales, y eligen tonos amarillos para las informales.
Las mujeres de poder tienen una notable predilección por las combinación en blanco y negro. Muchas presidentas eligen el color coral, que indica tanta femineidad como vitalidad arrasadora.
¿El color de la ropa puede cambiarnos el estado de ánimo? Claro que sí. Alguien que está triste debería vestirse de amarillo para animarse, alguien enojado se calmaría vestido de azul claro, alguien cansado entraría en acción usando rojo o naranja y alguien nervioso se apaciguaría con la gama del violeta. El rojo te hace sentir mas enojado, apasionado, fuerte y veloz. El amarillo nos alegra, focalizada, concentra y da esperanzas. El azul nos hace sentirnos confiados y seguros, pero no debe usarlo alguien depresivo. El verde nos da frescura, nos aplaca y nos descansa.
El marrón nos hace sentir más proclives a escuchar más y a hablar menos. El rosa nos vuelve más espontáneos, cariñosos, divertidos y juguetones, y por eso es un buen color para el romance. El violeta nos hace sentir sofisticados, creativos y sabios. El naranja y sus gamas nos hace sentir vitales, decididos, comunicativos…y aumenta el apetito. El negro nos infunde fuerza y poder, nos da cierta introspección, y nos hace sentir algo autoritarios y poco proclives a escuchar a los demás. Típico de los tiránicos y los adolescentes rebeldes que no hacen caso.
Es curioso ver cómo mucha gente que tiene simpatía entre si, novios, amigos íntimos, grupos de amigos, se visten sin proponérselo con la misma gama de colores:
“ Dime de qué color vistes y te diré cuanto tenemos en común” .
La pintora Georgia O'Keeffe decía "Descubrí que puedo decir cosas con colores que no podría decir de otro modo…cosas para las que no tengo palabras” .

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